Garbanesa: cómo transformar un grano forrajero en un alimento envasado con alto valor agregado
Emprendimiento cordobés.
Andrés Braun –accionista de la empresa exportadora de especialidades Cono Agropecuaria– tenía un problema: casi un 20% del garbanzo procesado debía destinarse al mercado forrajero por no contar con el calibre mínimo requerido (7,0 milímetros) o bien por estar partido.
Las propiedades nutricionales de la mercadería forrajera son iguales a la del grano destinado al consumo humano. Pero por una cuestión de presentación la misma no puede ingresar al circuito comercial tradicional.
Para evitar ese desperdicio de recursos, Braun decidió asociarse con un fabricante cordobés de milanesas de soja –Las Dos Marías– y juntos crearon un nuevo producto: las milanesas de garbanzo (las bautizaron Garbanesas).
“Las milanesas se elaboran con harina de garbanzo que antes tenía como destino el uso forrajero: es una avance importante para darle valor agregado a la legumbre”, explica Braun. “El paquete con cinco milanesas de garbanzo tiene en góndola un precio similar a su equivalente de milanesas de soja”, añade.
El producto comenzó a comercializarse en dos cadenas de supermercados cordobesas. A pesar de tratarse de una novedad, el mismo no necesita crear un nuevo mercado –la tarea más difícil en marketing– sino captar parte de la demanda de milanesas de soja.
“Tenemos planes de llevar el producto a otras ciudades del país. Este será el primero de una serie de alimentos elaborados en base a harina de garbanzo”, explicó Braun.