Alquileres agrícolas: con la suba de la soja se agravaron los problemas de los que aún no cerraron acuerdos
Cuando las buenas noticias son en realidad malas.
Muchos lectores urbanos leen las noticias que dicen “soja precio récord histórico” y piensan qué suerte que tienen estos del campo.
Pero para muchos empresarios agropecuarios, lejos de una bendición, la suba del valor internacional de la soja registrada en las últimas semanas es un auténtico dolor de cabeza.
La cuestión es así: la mayor parte de la superficie agrícola argentina se produce en campos arrendados. Para que eso ocurra los empresarios agrícolas tienen que ponerse de acuerdo con los propietarios de campos.
Este año las negociaciones se complicaron por demás (a esta misma altura del año pasado ya estaban todos los negocios cerrados).
Los arrendatarios –con razón– necesitan ajustar el valor de los alquileres agrícolas porque en esta campaña los números de la agricultura en campos de terceros son muy ajustados (y muchos, debido a la seca del ciclo 2011/12, vienen arrastrando inconvenientes de liquidez).
Los propietarios de campos –también con razón– necesitan más dinero para seguir manteniendo sus ingresos en términos relativos (es decir: para ganarle a una inflación superior al 20% anual).
En ese contexto –bastante difícil– se presenta un problema adicional: la costumbre generalizada, hasta el año pasado, era acordar un alquiler por un determinado número de quintales de soja por hectárea y luego valorizarlo con el precio de la soja disponible.
Eso era viable porque los precios de la soja disponible (que cobraba el propietario) solían ser, en promedio, no más de un 3% superiores a los de la soja del próximo ciclo (que cobraría el arrendatario).
Pero ahora esa brecha se distanció de manera brutal. Y aquí sí que apareció un fenómeno récord: ayer miércoles la diferencia entre la soja disponible y el contrato de Soja Mayo 2013 del Matba se ubicó en casi un 21%.
De esta manera, para los empresarios que aún siguen negociando acuerdos de arrendamientos agrícolas, eso constituye un problema, dado que el descalce entre el valor soja del costo tierra es enorme con respecto al valor soja que proyectan cobrar a cosecha.
Algunos propietarios de campos aceptaron negociar alquileres valorizados con el precio de la soja nueva. Pero otros siguen firmes y sólo aceptan recibir quintales valorizados en soja vieja. Quedan unas pocas semanas para resolver el tema (antes del inicio de la siembra de granos gruesos).
Ezequiel Tambornini